En el corazón de Cataluña, la gastronomía se convierte en un reflejo de la conciencia ambiental y la sostenibilidad. Aquí, desde el desayuno hasta la cena, los restaurantes adoptan el movimiento ''slow food'', una tendencia que no es reciente pero cobra cada vez más fuerza. Nacido en Italia en 1986, este movimiento surgió como una respuesta al fast-food y a la vida acelerada, promoviendo el disfrute de la comida hecha en casa, con ingredientes locales y conocidos. Pero Cataluña lleva este concepto un paso más allá, integrando prácticas sostenibles en cada plato y en cada experiencia gastronómica.
Entre los ejemplos más destacados se encuentra Les Cols, en Olot, donde la chef Fina Puigdevall, junto a su familia, ha creado un proyecto que es un verdadero homenaje a los productos de La Garrotxa. Su cocina se basa en la estacionalidad y en la producción propia, desde el cultivo de semillas autóctonas hasta el cuidado de animales. Este restaurante no solo es un lugar para disfrutar de la alta cocina, sino también para conocer de cerca las prácticas que lo hacen sostenible.
El Celler de Can Roca, por otro lado, es un universo donde la sostenibilidad y la alta gastronomía se encuentran. Los hermanos Roca, a través de iniciativas como Roca Recicla o su proyecto botánico Tierra Animada, demuestran que es posible combinar el lujo culinario con el respeto al medio ambiente. Cada plato es un viaje por los sabores de Cataluña, con ingredientes provenientes de su propio huerto y de productores locales.
L’Antic Molí, ubicado en un viejo molino harinero, es otro exponente de la cocina Slow Food en Cataluña. Bajo la batuta de Vicente Guimerà, este restaurante se centra en la cultura del kilómetro cero, ofreciendo platos que son un reflejo del territorio y de la temporada. Su famoso menú dedicado a la galera es un ejemplo de cómo se puede revalorizar ingredientes menos conocidos y promover una gastronomía más consciente.
En el lado más oriental de Cataluña, en Castelló d’Empúries, el restaurante Emporium ofrece una cocina que es un equilibrio entre tradición e innovación, siempre bajo una perspectiva ecológica. Los hermanos Màrius y Joan Jordà, a través de sus menús degustación, invitan a los comensales a descubrir los sabores del Alt Empordà, con productos obtenidos de forma sostenible.
La sostenibilidad no se limita solo a la cocina, sino que también se extiende al hospedaje. El Can Mascort Eco Hotel es un ejemplo de ello. Este hotel ecológico, situado en Palafrugell, combina lujo y respeto por el medio ambiente, desde su construcción con materiales locales hasta su cocina saludable basada en productos de la región.
Estos ejemplos son solo una muestra de la riqueza y diversidad de la oferta gastronómica sostenible en Cataluña. Un recorrido por estos restaurantes y hoteles no solo es una experiencia culinaria de primer nivel, sino también un viaje por la cultura de la sostenibilidad y el slow food en esta región. Cada visita es una oportunidad para disfrutar de sabores auténticos, conocer el origen de los ingredientes y, sobre todo, apreciar el tiempo y el cuidado que se invierte en cada plato. Cataluña se confirma como un destino imperdible para los amantes de la gastronomía consciente y sostenible.